Capítulo 9: El regalo
-Eh, sí. Muy bonito. Gracias.
Y se fue.
Finalmente terminó comprando un juego de pociones con distintos efectos. Una de ellas, por ejemplo, adormecía todos los músculos de la víctima. Otra, hacia que el afectado perdiera la memoria de manera temporal. Y la última y la más útil, servía para apaciguar el dolor por un lapso de dos horas.
Hector no tuvo que pedir un acto verificador de los efectos de los brebajes, puesto que el cruel vendedor, tenía a un trío de pobres diablos que se alternaban para desmayarse, carse como muñecos y autoflagelarse sin queja alguna. A Hector le repugnó, pero era un regalo útil y sabía que a Eric le haría gracia.
Ahora llegaba el turno del regalo de Karime. Pero, ¿Qué? ¿Qué podía regalarle a una chica como ella?
Había descartado los perfumes por que su experiencia con ellos era terrible. Su madre había creído que le habían dicho que olía mal al regalarle agua de colonia. Ropa y joyas tampoco, ya que sus habilidades para escoger ropa y accesorios de mujer se limitaban a un jeans y una remera deportiva. Comida tampoco. Había oído una vez a una amiga del colegio decir que eso era de mala educación y símbolo de despreocupación. Eso le dejaba artilugios de batalla, armas, entre otros, pero creía que un par de dagas no demostraría lo que él sentía por ella.
Hector se partió la cabeza todo el día pensando en qué rayos regalarle a Karime.
Finalmente, cuando el sol se estaba poniendo, se pegó el alcachofazo. [[pegar alcachofazo: término alusivo a tener una idea o darse cuenta de algo]] Le regalaría a Karime una libreta repleta de vales por cosas. En cada vale colocaría una frase y un recuerdo, o foto de ellos dos. De todos modos tendría dos días al llegar a la tierra para imprimir las fotos y
Corrió a una papelería y compró una hermosa libreta encuadernada en bronce y adornada con esmeraldas. Compró también una pluma para ir escribiendo los vales.
Se sentó en un restaurante donde pidió un vaso de vino y comenzó.
"Día uno:
Karime, eres lo mejor de mi vida. Haces que me divierta tanto como en un parque de atracciones. Todo contigo es como una montaña rusa.
VALE X UNA IDA A DISNEY"
Así Hector Barón, pasó gran parte de la noche sentado en el restaurante escribiendo vales para su amada novia Karime.
Finalmente terminó comprando un juego de pociones con distintos efectos. Una de ellas, por ejemplo, adormecía todos los músculos de la víctima. Otra, hacia que el afectado perdiera la memoria de manera temporal. Y la última y la más útil, servía para apaciguar el dolor por un lapso de dos horas.
Hector no tuvo que pedir un acto verificador de los efectos de los brebajes, puesto que el cruel vendedor, tenía a un trío de pobres diablos que se alternaban para desmayarse, carse como muñecos y autoflagelarse sin queja alguna. A Hector le repugnó, pero era un regalo útil y sabía que a Eric le haría gracia.
Ahora llegaba el turno del regalo de Karime. Pero, ¿Qué? ¿Qué podía regalarle a una chica como ella?
Había descartado los perfumes por que su experiencia con ellos era terrible. Su madre había creído que le habían dicho que olía mal al regalarle agua de colonia. Ropa y joyas tampoco, ya que sus habilidades para escoger ropa y accesorios de mujer se limitaban a un jeans y una remera deportiva. Comida tampoco. Había oído una vez a una amiga del colegio decir que eso era de mala educación y símbolo de despreocupación. Eso le dejaba artilugios de batalla, armas, entre otros, pero creía que un par de dagas no demostraría lo que él sentía por ella.
Hector se partió la cabeza todo el día pensando en qué rayos regalarle a Karime.
Finalmente, cuando el sol se estaba poniendo, se pegó el alcachofazo. [[pegar alcachofazo: término alusivo a tener una idea o darse cuenta de algo]] Le regalaría a Karime una libreta repleta de vales por cosas. En cada vale colocaría una frase y un recuerdo, o foto de ellos dos. De todos modos tendría dos días al llegar a la tierra para imprimir las fotos y
Corrió a una papelería y compró una hermosa libreta encuadernada en bronce y adornada con esmeraldas. Compró también una pluma para ir escribiendo los vales.
Se sentó en un restaurante donde pidió un vaso de vino y comenzó.
"Día uno:
Karime, eres lo mejor de mi vida. Haces que me divierta tanto como en un parque de atracciones. Todo contigo es como una montaña rusa.
VALE X UNA IDA A DISNEY"
Así Hector Barón, pasó gran parte de la noche sentado en el restaurante escribiendo vales para su amada novia Karime.
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